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  1. “MENOS QUE UN PERRO”* Jazz, marihuana y la reforma agraria

    Eugene Mingus, hijo de Charles Mingus, el compositor de “New Tijuana Moods” que mitificó musicalmente a Tijuana, 8 años antes que Herb Alpert (Tijuana taxi), y 45 años antes que Manu Chao (Bienvenido a Tijuana); fue arrestado por la policía municipal tijuanense, el pasado 10 de septiembre. Independientemente de la evidencia incautada, un invernadero con <<50 o 60 plantas de marihuana de 2 metros de altura, y de 5 o 7 tipos de semillas>>, es justo hablar del caso desde un ángulo contracultural y no criminal.

    Conocí a Eugene en 1991 en el Nopal Centenario, junto con el poeta de Nueva York, Papoleto Meléndez y al bajista M´chaka Uba del Art Ensamble de Chicago. Los tres expatriados conformaron el trío de jazz libre y spoken word, “Tres son suave”. Me tocó participar como “4to mosquetero” en diversas presentaciones en Tijuana y San Diego. Estos tres negros me iniciaron en los misterios del jazz libre y la tradición oral, la improvisación, el conocimientos del ritmo, la integración interracial y el cooperativismo. Los ensayos semanales de la agrupación se realizaban en el studio de “Papo” ubicado dentro del complejo del pintor Felipe Almada, de donde yo era residente.

    Con “Tres son suave” aprendí el significado de sobrevivir al margen de la sociedad “respetable” y asimilar el existencialismo musical como único consuelo, cuando el mundo te ha arrebatado hasta la ropa. “Papo”, becado por el California Arts Council, cocinaba su famoso potaje de pollo para los cuatro. Tal es su generosidad, que en marzo del 2004 voló desde Nueva York a recoger a su amigo Pedro Pietri, el gran poeta nuyorrican, que falleció en el aire después de abandonar el Hospital Oasis de Esperanza de Playas de Tijuana.

    En 1992, Eugene y yo colaboramos en mi primer “demo” de spoken word musical, bajo el nombre “Publik Kulture”. Grabamos de manera análoga y casera, 6 temas, Mingus compuso la música con un teclado Casio y con el mismo espíritu del Jazz Workshop de su padre: desinteresadamente. En 1995, al regresar de San Francisco, me encontré de nuevo con Eugene estaba trabajando como tecladista, técnico y montador de arte en la galería de Nina Moreno, ubicada frente al Parque Teniente Guerrero. Eugene tiene la virtud de ser un “cimarrón”, un “quilombo”, un hombre libre al que he visto realizar todo tipo de trabajos, recomponerse de adicciones, inventarse negocios informales, y nunca le he visto de mal humor o molestando gente. Al leer la nota de su aprensión, me entristecí, pero me llamó la atención su candidez, al confesar a la policía municipal sobre su empresa como agricultor doméstico, tanto que me hizo pensar en enfatizar relación entre la “ganja”, como le llaman en Jamaica a la marihuana, con la música afroamericana.

    La última vez que vi a Eugene Mingus, fue en el 2002, estaba parado en la entrada a México, del lado norteamericano, con una cubeta de plástico pidiendo ayuda para una causa humanitaria. Según me platicó, era una “manda” para que su esposa se recuperara de cáncer. No lo volví a ver más.

    Gerardo Navarro
    [email protected]

    *“Menos que un perro”, es el título de la autobiografía de Charles Mingus, 1972.

  2. “MENOS QUE UN PERRO”* Jazz, marihuana y la reforma agraria

    Eugene Mingus, hijo de Charles Mingus, el compositor de “New Tijuana Moods” que mitificó musicalmente a Tijuana, 8 años antes que Herb Alpert (Tijuana taxi), y 45 años antes que Manu Chao (Bienvenido a Tijuana); fue arrestado por la policía municipal tijuanense, el pasado 10 de septiembre. Independientemente de la evidencia incautada, un invernadero con <<50 o 60 plantas de marihuana de 2 metros de altura, y de 5 o 7 tipos de semillas>>, es justo hablar del caso desde un ángulo contracultural y no criminal.

    Conocí a Eugene en 1991 en el Nopal Centenario, junto con el poeta de Nueva York, Papoleto Meléndez y al bajista M´chaka Uba del Art Ensamble de Chicago. Los tres expatriados conformaron el trío de jazz libre y spoken word, “Tres son suave”. Me tocó participar como “4to mosquetero” en diversas presentaciones en Tijuana y San Diego. Estos tres negros me iniciaron en los misterios del jazz libre y la tradición oral, la improvisación, el conocimientos del ritmo, la integración interracial y el cooperativismo. Los ensayos semanales de la agrupación se realizaban en el studio de “Papo” ubicado dentro del complejo del pintor Felipe Almada, de donde yo era residente.

    Con “Tres son suave” aprendí el significado de sobrevivir al margen de la sociedad “respetable” y asimilar el existencialismo musical como único consuelo, cuando el mundo te ha arrebatado hasta la ropa. “Papo”, becado por el California Arts Council, cocinaba su famoso potaje de pollo para los cuatro. Tal es su generosidad, que en marzo del 2004 voló desde Nueva York a recoger a su amigo Pedro Pietri, el gran poeta nuyorrican, que falleció en el aire después de abandonar el Hospital Oasis de Esperanza de Playas de Tijuana.

    En 1992, Eugene y yo colaboramos en mi primer “demo” de spoken word musical, bajo el nombre “Publik Kulture”. Grabamos de manera análoga y casera, 6 temas, Mingus compuso la música con un teclado Casio y con el mismo espíritu del Jazz Workshop de su padre: desinteresadamente. En 1995, al regresar de San Francisco, me encontré de nuevo con Eugene estaba trabajando como tecladista, técnico y montador de arte en la galería de Nina Moreno, ubicada frente al Parque Teniente Guerrero. Eugene tiene la virtud de ser un “cimarrón”, un “quilombo”, un hombre libre al que he visto realizar todo tipo de trabajos, recomponerse de adicciones, inventarse negocios informales, y nunca le he visto de mal humor o molestando gente. Al leer la nota de su aprensión, me entristecí, pero me llamó la atención su candidez, al confesar a la policía municipal sobre su empresa como agricultor doméstico, tanto que me hizo pensar en enfatizar relación entre la “ganja”, como le llaman en Jamaica a la marihuana, con la música afroamericana.

    La última vez que vi a Eugene Mingus, fue en el 2002, estaba parado en la entrada a México, del lado norteamericano, con una cubeta de plástico pidiendo ayuda para una causa humanitaria. Según me platicó, era una “manda” para que su esposa se recuperara de cáncer. No lo volví a ver más.

    Gerardo Navarro
    [email protected]

    *“Menos que un perro”, es el título de la autobiografía de Charles Mingus, 1972.

  3. NO habia visto este post, gracias. Me gustaria platicar contigo sobre tu amistad con mingus

    saludos

    Rene

  4. NO habia visto este post, gracias. Me gustaria platicar contigo sobre tu amistad con mingus

    saludos

    Rene

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